El trabajo infantil no es un juego
Luis* inicia su día la 1:00 de la mañana como cotero en una de las seis plazas de mercado que hay en Bucaramanga, Santander, donde gana al día entre 50 y 60 mil pesos con los cuales cubre los gastos de arriendo de su casa en la que reside junto a su padre y su hermana menor.
A sus 17 años, Luis entra a engrosar la lista de menores trabajadores que según el DANE, en Bucaramanga y su área metropolitana asciende a 10.816 en el 2016, y en Colombia a 869.000 para ese mismo año.
“Empecé a trabajar desde los 10 años porque no me gustaba el estudio, pero cuando fui creciendo me di cuenta que era lo más importante para tener un buen trabajo”, describe el menor quien cursa décimo grado en un colegio privado de la capital santandereana que él mismo costea.
Al igual que Luis, 92.755 menores en Colombia trabajaron para ayudar con los gastos de la casa y costear sus estudios, de acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares que adelantó el DANE. En Bucaramanga otros 40 menores más laboran en la Central de Abastos, de donde han sido rescatados por la Fundación Semillas de Ilusión.
De acuerdo con Ana Delina Benavides, directora de la Institución, estos niños provienen no solo del Área Metropolitana sino de la Costa y desde Venezuela. Ellos son atendidos buscando la restitución de sus derechos. “Lo que hacemos es vincularlos al sistema. Aquí tenemos el programa de validación de primaria y bachillerato, con el apoyo de la Secretaría de Educación que nos acompaña desde el año pasado. Buscamos que ese joven regrese al sistema educativo, ya sea estudiando en la Fundación o en otro colegio, pero certificando que él esté estudiando”.
La directora agregó que también vinculan a padres de familia en el programa para poder hacer un buen ejercicio de erradicación del trabajo infantil.
De acuerdo con el sociólogo Laurentino Rodríguez, el trabajo infantil se origina por múltiples razones, entre ellas la pobreza que va asociada a la carencia de necesidades básicas. Además, segura que también se genera por una sociedad desorganizada y la sobrevivencia de un grupo poblacional, como son los niños, frente a unos padres que no tienen la capacidad económica para satisfacer las necesidades básicas y fundamentales.
Por otra parte, Yobana Jaimes Meneses, profesional en mediación de arte y promotora de lectura de la Universidad de Antioquia, comenta que para contrarrestar este flagelo es importante la mediación cultural y la creación de espacios como bibliotecas. Esto permitiría una transformación social en corto tiempo para “hacer del conocimiento un capital cultural, que no sea solo el libro, la lectura y la pedagogía en esos espacios de educación formal”.
Mientras la reducción del trabajo infantil es evidente año tras año, para los gobiernos locales sigue siendo un reto erradicarlo y tener zonas libres de trabajo infantil. Es por esto que cada Comité Interinstitucional de Erradicación del Trabajo Infantil de cada municipio adelanta acciones permanentes para poderlo lograr.
Políticas públicas y otras alternativas
De los 869 mil menores vinculados al trabajo infantil, 232 mil son asalariados, 227 mil, independientes y 410 mil no reciben ninguna remuneración. (María Paz Atuesta / UPB)
Restitución del derecho a la educación para prevenir el trabajo infantil. (María Paz Atuesta / UPB)
El juego es fundamental para el desarrollo de los niños; ayuda a la motricidad, la inteligencia y la creatividad. (María Paz Atuesta / UPB)
Tener espacios para la integración y diversión de los niños es vital para su desarrollo emocional, físico y psicomotriz. María Paz Atuesta / UPB | El juego es fundamental para el desarrollo de los niños, ayuda a la motricidad, la inteligencia y la creatividad. María Paz Atuesta / UPB | De los 869 mil menores vinculados al trabajo infantil, 232 mil son asalariados, 227 mil son independientes y 410 mil no reciben ninguna remuneración. María Paz Atuesta / UPB |
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Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
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El número global de niños en situación de trabajo infantil a disminuido de un tercio desde el año 2000, pasando de 246 millones a 168 millones. De ellos más de la mitad, es decir 85 millones, efectúan trabajos peligrosos (contra 171 millones en el año 2000).
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La región de Asia y el Pacífico continúa registrando el número más alto de niños (casi 78 millones o 9,3% de la población infantil), pero el África Sub-sahariana continúa siendo la región con la más alta incidencia de trabajo infantil (59 millones, más del 21%).
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En América Latina y el Caribe existen 13 millones (8,8%) de niños en situación de trabajo infantil, mientras que en la región del Medio Oriente y África del Norte hay 9,2 millones (8,4%).
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La agricultura continúa siendo de lejos el sector con el mayor número de niños en situación de trabajo infantil (98 millones, o 59%), pero el número de niños en los servicios (54 millones) y la industria (12 millones) no es insignificante – la mayoría se encuentra principalmente en la economía informal.
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Se registró una disminución del 40% del trabajo infantil en las niñas desde el año 2000, mientras que en los niños la disminución es del 25%.